lunes, 10 de enero de 2011

El sepultamiento del Edipo, el Yo y el Ello, La novela familiar de los neuróticos

Ensayo.
Este ensayo consiste en poner en claro y entendido la explicación de los ensayos de varios ensayos de Freud, entre ellos esta el yo y el ello, el sepultamiento del complejo de Edipo (1924), consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos (1925) y la novela familiar de los neuróticos (1909-1908). ¿Al realizar ente trabajo surge la pregunta de cómo y quien contribuye para la terminación del Edipo?
El sepultamiento del Edipo.
Ante el psicoanálisis el niño tiene que vivenciar la etapa fálica y pasar por el complejo de Edipo que más tarde lo llevaran a tener miedo ante la amenaza de castración y saca al niño del Edipo sepultándolo, por la autoridad castrante que ejerce el padre o alguien que simbolice esta figura, sin embargo para que el niño salga del Edipo es necesario que los padres u otra persona le forme al niño el superyó que le hará tener la percepción de que no puede haber incesto entre madre e hijo o padre e hija, esto lleva al niño a un período de latencia y el niño tomara su propio papel en el que actuara como la figura simbólica, el niño se identificara con la figura paterna para representar tomar el papel de hombre y la niña se identificara con la madre, en el primer tiempo solo existe la madre con afán de falo, en el segundo tiempo se da la ley simbólica en el que el padre, tío, abuelo o cualquier figura simbólica que represente al padre impedirán el incesto entre la madre y el hijo y en el tercer tiempo se crea la ley real en el que hay una separación simbólica al romperse la unión, más adelante el niño buscara el amor de la madre en otras mujeres y en el caso de las niñas buscara el amor del padre en un hombre.
Los niños exploran sus genitales, para identificarse de lo que son hombre o mujer, pero en muchas ocasiones algún familiar o cualquier persona que ve al niño explorando o erotizándose lo reprimen diciéndole que esto no es lo correcto, por su edad, el lugar o porque lo ven como pecaminoso o sucio, sin embargo esto es normal , para Freud este es proceso de las etapas psicosexuales. En el Edipo el niño se da cuenta de las diferencias anatómicas de su madre y teme ser castrado. Esta fase fálica, contemporánea a la del complejo de Edipo, no prosigue su desarrollo hasta la organización genital definitiva, sino que se hunde y es relevada por el período de latencia, casi siempre las madres son las que le proporcionan al niño el miedo a la castración e incluyen al padre haciéndole saber al niño que será él o el doctor, el maestro etc. Quienes le darán el castigo. Por ejemplo cuando el niño moja la cama la madre lo cuestiona y lo regaña haciendo que el niño vea mal el hecho de tener pene y que pueden quitárselo debido a lo pecaminoso que creen los demás que es.
El niño ve al padre como un obstáculo que le quita amor de la madre y quiere sustituir al padre para tener el solo el amor de la madre. El padre actúa con severidad, perpetúa la prohibición del incesto y así, asegura al yo contra el retorno de la investidura libidinosa del objeto. La falta de satisfacción que espera el niño lo llevan al fracaso del Edipo y lo sacan de él. Tarde o temprano el Edipo tiene que acabar. Ahora bien, la aceptación de la posibilidad de la castración, la intelección de que la mujer es castrada, puso fin a las dos posibilidades de satisfacción derivadas del complejo de Edipo. Para Freud el complejo de Edipo es un proceso que se tiene que vivir y del que se tiene que salir y la forma en que se salga perpetuara muchos aspectos de la vida de la personas, como la forma de elegirá a la pareja, pues el niño busca a un mujer que se parezca a su madre y la niña a un hombre que le de la protección y cuidados del padre.
En el caso de la niña el clítoris se comporta al comienzo en un todo como un pene, pero ella, por la comparación con un compañerito de juegos, percibe que es demasiado corto, y siente este hecho como un perjuicio y una inferioridad. La niñita acepta la castración como un hecho consumado, mientras que el varoncito tiene miedo a la posibilidad de su consumación, la niña que quiere ser la amada del padre se ve reprimida por él. La muchacha se da cuanta a lo largo de una figura  simbólica del del pene al hijo; su complejo de Edipo culmina en el deseo, alimentado por mucho tiempo, de recibir como regallo, un hijo del padre.

El yo y el ello.
Aquí se retoma aspectos del principio del placer y se habla del consiente e inconsciente, pues para entender este tema es importante saber que en el consiente se ubican un recuerdo o una percepción de forma inmediata, surge de manera rápida y vuelve al inconsciente, es decir se recuerda pero no de manera duradera, se hace latente susceptible de conciencia. Pero existen dos tipos de inconsciente el latente que se menciona anteriormente el cual puede llegar a la conciencia y el otro inconsciente es lo reprimido que es insuceptible de conciencia, el preconsciente es un enlace de sucesos latentes que se pueden hacer consientes e inconscientes. Ya se sabe que la conciencia es la superficie del aparato anímico, por lo tanto es importante reconocer que lo consiente son todas las percepciones que nos vienen de afuera es decir percepciones sensoriales lo que comúnmente llamamos sensaciones y sentimientos. Comprendiendo ahora el preconsciente se puede atribuir que el yo también es inconsciente, pues actúa en el propio cuerpo, y sobre todo su superficie, de donde parten tanto percepciones externas como internas.
El yo no está separado totalmente del ello, lo reprimido es parte del ello, pues es expulsado del yo por las resistencias de represión que se dan por la exigencias del mundo exterior a lo interior sin embargo pueden comunicarse con el yo atreves del ello, pues el yo es la parte del ello alterada por la influencia directa del mundo exterior y es mediado por el preconsciente. El yo insiste en que ello se comporte ante la influencia del mundo exterior así como sus propósitos propios, trata de remplazar el principio de placer, que se rige en el ello, por el principio de realidad. Para el yo, la percepción cumple el papel que en el ello corresponde a la pulsión, lo instintivo. El yo es el representante de la razón que el ello no tiene por lo que está en opociones con el ello. El yo es inconsciente pues la autocrítica y la conciencia moral, pueden ser inconscientes, lo que demuestra su afirmación de que el yo es ante todo un ser corpóreo.

La novela familiar de los neuróticos.
La persona pasas por diferentes situaciones de intranquilidad en la infancia sobre todo cuando se da el del Edipo, la autoridad que ejerce el padre es una de las más dolorosas, cuando el padre ejerce su autoridad el hijo va conociendo otras familias y surgen sentimientos de que le gustaría tener otros padres mejores, como por ejemplo el del amigo o el vecino, pues compara a sus padres con otros, para el niño los padres representan autoridad y una figura a seguir a querer ser como ellos, sin embargo esto cambia cundo crese. Los sucesos de desagrado que pasa el niño le dan la elección para iniciar la crítica a sus padres y para valorizar en ellos y ponerse encontra de ellos y considerara que otros padres son preferibles en muchos aspectos. El niño empieza a sentir que es adoptado y echa de menos el amor de los padres que es arrebatado por el hermano menor, por esto muchos adultos y neuróticos tienen la percepción de que los padre les dieron sentimientos  hostiles y de rechazo. En el niño hay una actividad fantaseadora, que se revela primero en los juegos infantiles y luego, más o menos desde la época de la prepubertad, se apodera del tema de las relaciones familiares, como la venganza y la represalia. Los niños neuróticos son los que más han sido castigados por sus conductas sexuales, la autoridad del padre fue muy sebera de lo cual se vengan mediante fantasías, que conducen metas principales como la erótica y la de la ambición, sin embargo termina por aceptar la realidad y la rivalidad se cambia por  enaltecer al padre y considerada inmodificable a la madre. Entonces, se extraña del padre a quien ahora conoce y regresa a aquel en quien creyó durante su primera infancia, por lo tanto la fantasía no es en verdad sino la expresión del lamento por la desaparición de esa dichosa edad. Otro término importante es que la sobrestimación de los primeros años de la infancia vuelve a surgir en estas fantasías pero como adulto normal y con fantasías que no son hacia los padres.



Consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos.
El sexo del infante se define en las etapas infantiles y se sitúa en el complejo de Edipo, el niño retiene el mismo objeto al que ya en el período precedente, el de lactancia y crianza, ve al padre como un obstáculo para consumar el amor con la madre, pero rompe con el Edipo por el miedo a las castración, por ejemplo la niña que quiere sustituir a la madre como objeto de amor del padre adquirirá feminidad.
Para la niña el padre es el objeto amoroso y para el niño la madre es objeto de celos, la relación de la niña con el padre llega a fracasar más tarde y si debe ser abandonada, también puede darse una identificación con él mismo, así la niña se pone en un complejo de masculinidad, para quedar quizás fijada en él, sin embargo una forma adecuada de que la niña tome el papel de la madre y no la del padre es que salgan bien del Edipo al resignarse a no buscar tener un pene como los hombres, en el caso de los niños por el miedo a la castración renuncian al amor de la madre y se centran en una identificación con el padre, de la que todavía está ausente el sentido de la rivalidad hacía la madre. Se cree que algunos niños con enuresis es la representación del onanismo, presionado por el miedo a la castración.
Cuando la niña se da cuenta que ella no tiene pene desea tenerlo y cree que es el clítoris y que le crecerá, en cambio el niño al ver la región genital de la niña, se muestra desinteresado, poco pues no ve nada, o desmiente su percepción y después considera arriesgado con el miedo a la castración cuando tiene la percepción de que la niña  ha sido castrada. En la niña, el complejo de Edipo es una formación secundaria. Las repercusiones del complejo de castración le preceden y lo preparan, para que tome como objeto libidinal a una figura aceptable y no se convierta en perversión. En el complejo de castración, se establece una oposición fundamental entre los dos sexos. Mientras que el complejo de Edipo del varón se va al fundamento debido al complejo de castración y el de la niña es posibilitado e introducido por este último.

Legna

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