domingo, 2 de enero de 2011

¿QUE ES LO QUE MANTIENE A UN PACIENTE EN TERAPIA?

Cuando un paciente decide ir a psicoteapia, generalmente es resultado de una serie de
autocuestionamientos, y pensamientos tan variados que van totalmente ligados a su
historia de vida y al concepto o idea que tiene de lo que es una terapia, de lo que sucede
en un proceso psicoterapéutico. Después de tanto darle consentimiento a sus
pensamientos de porque ir a terapia y de porque no ir, cuando el paciente finalmente se
decide a ir a ésta, es de esperarse que sea por no encontrar otra alternativa mas a su
problemática que esta siendo el motivo de consulta; es de esperarse que sea tanta su
desesperacion que de tanto luchar contra el no querer ir a terapia, gana decisión (no al
100%) de asistir a terapia, pues de tal magnitud es esa problemática que le aqueja, que ya
no puede soportar mas y sucumbe a dejarse guiar por un psicólogo. Hoy en dia en la
cultura no tan aceptada de asistir al psicólogo, de poco reconocimiento profesional y sobre
todo profiláctico, estoda una odisea decidise a presentarse a un consultorio de psicología
y demandar atención psicológica. Son tantos los tabues, son tantas las falsas creencias
hacerca de lo que es un psicólogo y de lo que es una terapia psicológica; que se complica
aun mas el aceptar una atención de éste tipo. Todas estas trabas que van surguiendo en
la persona candidata a paciente de una terapia psicológica, son las llamadas resistencias,
mismas que el individuo va consintiendo en su mente para evitar el confrontarse con
alguien que lo conoce mejor que nadie, consigo mismo. Mismas resistencias que van
desde un no tengo tiempo, no conozco a ningún psicólogo, no me inspiran confianza, no
tengo dinero, me da flojera, me da miedo, que van a decir de mi, que vergüenza, entre
otras, vienen a jugar un papel que inconcientemente y tal vez de manera conciente en
mayor magnitud, no dejan que la persona se enfrente al problema que la hace demandar
tal servicio terapéutico. Una vez decidida la persona a ir a terapia, una vez consetada la
pimera cita, la primera sesión, una vez que ésta acude a la primera consulta con el
psicólogo, entran en juego una serie de mecanismos de defensa, de n cantidad de
resistencias, que si el psicólogo no sabe manejar, el paciente solo habrá pasado por la
primera consulta y nada mas, seguramente el paciente no regresara a la cita subsecuente;
afortunadamente la diferencia de un proceso psicoterapéutico y una charla de café, es que
en la primera el que diigue es un profesional, con los estudios y la epeiencia pertinente
que le dan toda la certidumbre y herramientas para poder manejar todas esas trabas con
las que el paciente llega, todas esas resistencias; y es también el profesional capacitado
para manejar una serie de sentimientos y pensamientos que entran en juego desde la
primer entrevista, pues también hay un juego de sentimientos que el paciente deposita
sobre el psicoteapeuta, quien en lo adelante será para él el profesional en el ramo, el que
todo lo sabe, su salvador, el que lo va a curar, su maima figura de autoridad; todos estos
sentimientos y pensamientos que idolatran por asi deciloal terapeuta, son los llamados
sentimientos de transferencia; mismos que ayudan a que el paciente se enganche con el
terapeuta, y mas que con el terapeuta con el proceso, o al menos asi debería de ser, y si
no lo es asi es la responsabilidad primaria y ética del terapeuta de hacer que asi sea, pues
estos sentimientos transfeenciales son un arma de doble filo para el teapeuta lo kismo que
paa el paciente; pues el paciente llega a sentir tal enganche e identificación con su
terapeuta que puede llegar a confundir con sentimientos de otra índole, por ejemplo de
amistad, o de algo mas que amistad; por lo regular y en los resultados mas perjudiciales
en sentimientos de amor de pareja; pues el paciente llega demandando la escucha que en
el exterior no tiene, llega con una serie de cuentionamientos que el terapeuta tiene que
dar respuesta, y al darle respuestas a todas sus interrogantes, el paciente se siente que
esta frente al que todo lo sabe frente a la persona perfecta que seria la ideal para entablar
una relación de mas que paciente terapeuta, una elación de mas que amigos, una relación
de pareja. Es asi como el terapeuta debe ser lo suficientemente capacitado y ético como
paa darle salida a esta serie de sentimientos transferenciales que el paciente esta
depositando sobre él; debe ser tal su ética y preparación para saber darles un manejo
precisamente terapéutico y no seder a ellos; en caso de dejarse llevar por estos
sentimientos la relación paciente terapeuta habrá terminado, y aquella nueva relación
podrá llevar cualquier nombre menos elación terapéutica. Cuando el terapeuta no sepa
manejar estos sentimientos transferenciales, lo recomendable es que sea sincero consigo
mismo y lo suficientemente ético como para dar por terminada la relación terapéutica, y no
caer en el error de continuar con una relación que solo será perjudicial para ambos. Pues
eso es una relación transferencial mal encausada, sucede que el terapeuta accede a los
sentimientos del paciente, llegando a lo que se le llama contratransferencia, pues es un
error dar lo que no se tiene a quien se toma por lo que no es. Son estos sentimientos los
que el paciente empieza a experimentar en la elación psicoterapéutica y los cuales le
permiten ganar a los sentimientos de resistencia a dicho proceso; aunque llega el
momento en que estos mismos sentimientos transferenciales llegan a fungir
inconcientemente como resistencia al mismo proceso; llegando a ser tal la resistencia que
prefiero seducir a ese terapeuta que me deja desarmado ante toda resistencia, para
hecharmelo a la bolsa y que no me confronte tanto conmigo mismo. Estos sentimientos
juntos con los de búsqueda son con los que llega el paciente a teapia, incluyendo esos
sentimientos de anhelo, de deseo, con el tan común sentimiento de carencia; cada uno de
los cuales juega un papel muy importante dentro de la terapia, y son determinantes el
grado de saciedad que el terapeuta dé al paciente, para que este se mantenga constante
en la mencionada búsqueda de la saciedad de su carencia que tanto anhela y desea. En
la medida que el paciente va obteniendo satisfacción ante tal demanda, se va
enganchando al mismo proceso que a la vez puede tener tanto efectos beneficos como
nocivos para el paciente mismo; efectos beneficos porque el paciente va cubriendo su
necesidad, beneficos porque el paciente va saciando su demanda que lo llevo a terapia; y
a la vez perjudicial porque al ver una relación de un terapeuta que va ayudándome, que
me hace sentir bien, que me ayuda a cubrir mis necesidades, el paciente va
experimentando una sensación de disfrute y goce que lo hace caer en una relación o
estado de confort que lo hace depender de un terapeuta y de una terapia para poder
resolver cada asunto adverso o amenazador que se le va presentando. En un caso
particular de un paciente de 24 años que estuve atendiendo en el Hospital Geneal
durante mi estancia en el servicio social, me percate de que los sentimientos
transferenciales que el deposito en mi eran tales que llegue a ser su ídolo, el que todo lo
sabia, el que todos los temas dominaba. Es un paciente del sexo, cuyo genero no lo limito
a que depositara en mi esos sentimientos transferenciales; este paciente fue atendido por
un servidor cada semana durante los cuatro últimos meses que estuve prestando el
servicio en mensionada institución; basándome en los conocimientos de que una terapia
breve y de emergencia dura alrededor de tres meses, algo asi de 12 sesiones, este
paciente dura en terapia 4 meses, cantidad de sesiones que revasaron las de una terapia
breve; y la evolución del paciente al principio se vio; auqqneue mas que una evolución fue
una contension, lo que se traduce paa fines técnicos evolución. Dicho paciente fue
trabajado en las primeras sesiones al igual que en la entrevista con la empatía, y con el
raport correspondiente para engancharlo a dicho proceso psicoterapéutico. La finalidad de
esta empatía y raport fueron obviamente favorables, y dieron frutos con creces pues el
paciente estaba en su consulta semana tras semana. En este caso el paciente me dio la
experiencia paa ver como me idolatraba por asi decirlo, de cómo yo era su figura paterna
que había perdido en un accidente, como yo era su único amigo que tenia en ese
momento; de cómo el me asentaba que pareciera que me conocía de toda la vida. Estas
expresiones y palabras que el paciente dirigía a un servidor no fueron pecisamente fruto
de un terapeuta excelente, si no de una serie de sentimientos transferenciales que el
paciente deposito en un sevidor y que lo influían en su manera de ver y pensar con
especto aun sevidor; puesto que las intervenciones hechas por mi eran para el verdad
absoluta y le dejaban una gran experiencia y aprendizaje, según él comentaba. Muy
pronto me di cuenta de la tipo dependencia que el paciente estaba creando paa con un
servido, para con un terapeuta que había cautivado su conocimiento, que paa él era el
mejor terapeuta del mundo, sea por ser el único que ha conocido, o sea por la confianza y
saciedad de respuestas a las multiples cuestines que el paciente me dirigía. En este
proceso al percatarme de la dependencia que me denotaba al consultame sobre cada
decisión que tenia que tomar en su vida, asi fuera insignificante para un servidor, era para
el mayo odisea a alcanzar y necesitaba de la apobacion de un servidor, necesitaba que su
terapeuta, figura maima para él, le asentara o le refutaa, y en su momento dado le diea
otras opciones, clafificando su abanico de posibilidades.

J. I. Guzman

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