lunes, 27 de diciembre de 2010

¿Cómo se puede aplicar la terapia psicoanalítica con pacientes? ¿Cómo ayuda el psicoanálisis al paciente? ¿Qué pacientes son susceptibles?

Una vez nacido el psicoanálisis, el cual comenzó por el estudio de la neurosis histérica, poco a poco se fue extendiendo cada vez más a todos los conflictos emocionales del ser humano. El psicoanálisis se basa, sobre todo, en la técnica de las asociaciones libres además de la interpretación de los sueños. Mediante estas técnicas el paciente llega a ser capaz de hacer conscientes algunos conflictos emocionales que fueron adquiridos en su infancia y que, a través de ciertos dinamismos de defensa, fueron reprimidos de tal manera que se hicieron inconscientes, pero que en la edad adulta perturban su salud emocional.
El psicoanálisis nos puede ayudar básicamente, en la resolución de conflictos emocionales tales como problemas de ansiedad, angustia, fobias, disfunciones sexuales, afecciones psicosomáticas e incluso algunas depresiones no reactivas, etc. También es recomendable para aquellas personas con problemas de asertividad en su conducta, personas con una baja autoestima, personas tímidas y con sentimientos de inferioridad, además de como técnica de crecimiento personal. El Psicoanalista utiliza como método de cura el psicoanálisis, que consiste en la investigación del inconsciente. Este método, el cual fue descubierto por Freud, se basa en la asociación libre, y se utiliza para la curación de los trastornos psicológicos o emocionales que se manifiestan en forma de: fobias, histerias, obsesiones, inhibiciones, depresiones, angustia, etc. El Psicoanalista con su técnica, ayuda al paciente a traer a la conciencia lo reprimido, lo que permanece olvidado en el inconsciente. Seguramente muchas personas creerán que es mejor no recordar ciertos aspectos de la vida que le son desagradables o bien dolorosos y que sería mejor seguir olvidándolos para no sufrir. Cuando un suceso de la infancia ha sido penoso o desagradable, cae en el inconsciente, es decir, en el olvido y ahí queda retenido por la censura, es decir como encerrado en un sótano. Estos recuerdos, ocultados en el salón de la censura, no por ello se han vuelto impotentes, sino que siguen insistiendo, manifestándose en forma de síntomas físicos, psíquicos o con comportamientos anómalos: ludopatías, adicciones, etc. Las situaciones penosas vividas en el pasado y que quedan reprimidas en el inconsciente proporcionan en el presente continuos conflictos que se repiten constantemente en uno mismo o en los propios hijos formándose una cadena.


Cuando el psicoanalista enseña al paciente la intervención de las motivaciones inconscientes que guía la mayoría de sus actos, lo hace de forma similar a como el químico de la sal, la cual al combinarse con otros elementos resulta irreconocible.
La finalidad del psicoanálisis consiste en la recuperación de las facultades de obrar y gozar de la existencia. La cura psicoanalítica anteriormente requería de un diván para que el paciente pudiera asociar más libremente. La regla básica para que el psicoanalista se lleve a cabo es que el paciente diga todo lo que se le ocurra, todo lo que le pase por la cabeza aún cuando parezca sin importancia o desagradable, que pueda hablar de cosas presentes, pasadas, sueños, fantasías, anécdotas. etc. Todo lo que el paciente diga es importante para el psicoanalista, que mantiene una escucha del inconsciente, es decir una atención flotante, y cuando lo cree conveniente o al final de la sesión, el psicoanalista interpreta, es decir, le comunica al paciente lo que es desconocido para él pero que él mismo ha transmitido en forma de lapsus, sueños, fantasías, etc. Es decir: su inconsciente. Con ello, el paciente, se libera del peso que lo frustra. Entre el psicoanalista y su paciente se origina un tipo de relación basado en la transferencia, por la cual el paciente revive con su psicoanalista las emociones traumáticas de la infancia y que siguen manifestando en el presente en forma enmascarada. Debemos a Freud la ampliación del concepto de sexualidad que estaba antes limitado a lo genital, abarcando a partir de sus descubrimientos el campo de las emociones y los afectos. Para que el psicoanálisis pueda llevarse a cabo, es necesario no sólo que el paciente quiera curase sino que quiera saber, el por qué de su sufrimiento.
El famoso tratamiento de Freud  tenía como objetivo principal el conocer los conflictos e impulsos internos a través del insight, comprenderlos por medio de la interpretación y así liberar las “fuerzas psíquicas” para luego lograr un bienestar. La terapia psicoanalítica clásica de Freud, postulaba condiciones especiales donde sea propicia la sesión. La psicoterapia debía darse en un ambiente medio oscuro, el paciente debía estar recostado en un diván y el psicólogo no debía tener contacto visual directo con el paciente, ni debía intervenir activamente en el proceso, en la mayoría de los casos debía mantener una  “atención flotante”, que es tener una actitud pasiva y solo ser el guía de la conversación, llamada atención flotante.



Freud propuso un procedimiento por el cual buscaba encontrar y descifrar lo que está oculto. Así, postula a la asociación libre como un proceso fundamental en la terapia psicoanalítica, que consiste en que los individuos reporten espontáneamente al terapeuta todos sus pensamientos y él, como profesional entrenado, interprete lo que éste dice por más trivial que parezca; solo así se puede comprender lo que el inconsciente oculta. Porque, según Freud, la asociación libre en realidad no lo era y que las ocurrencias estarían determinadas por material inconsciente.
EN LA TERAPIA PSICODINÁMICA CLÁSICA:
*      La frecuencia del tratamiento es diaria o de 4 a 5 veces por semana.
*       El paciente es tratado en el diván
*       El enfoque del tratamiento enfatiza un terapeuta neutro y no intruso
*       Evita dar consejos y limita sus intervenciones a las interpretaciones
*       La técnica enfatiza la libre asociación, la interpretación y  el análisis de los sueños.

EN LA TERAPIA PSICODINÁMICA MODERNA:

*      La frecuencia típica es 1 o 2 veces por semana
*      El paciente es tratado cara a cara.
*       El terapeuta asume una posición activa y directa.
*       Aconseja y refuerza aspectos no conflictivos del sujeto.


E. García

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