lunes, 27 de diciembre de 2010

Análisis del caso “hombre de las ratas”, “Hombre de los lobos” y la “Interpretación de los sueños.”

Para el psicoanálisis la neurosis obsesiva depende del posicionamiento subjetivo que nace a partir del simbolismo fálico de la persona. Cuando se trabaja la obsesión en el campo de las neurosis, aparece como un modo de posicionamiento. Freud definió a la neurosis obsesiva como un dialecto de la histeria.
Al revisar los casos del “hombre de las ratas” y “el hombre de los lobos” Freud describe la “enfermedad” a grandes rasgos, como una neurosis obsesiva, siendo diferentes personas, pero con síntomas muy parecidos, donde en ambos hay una conexión simbólica, pues ambos presentaron el paso edípico; además de iniciar su quebrantamiento psíquico en la primera infancia.
Como se conoce Freud planeta una triangulación edípica, la cual puede describir mejor el proceso por el cual los dos hombres mencionados anteriormente padecieron de neurosis obsesiva; en dicha triangulación edípica es carente un padre. Si bien estos hombres también se vieron amenazados en su primera infancia por fobias histéricas o bien histeria de angustia, llevándolos así a tener sueños que para Freud fueron analizados de manera simbólica
Para Freud un examen psicológico muestra que el sueño es el primer eslabón en la serie de productos psíquicos anormales; otros de sus eslabones son las fobias histéricas, las representaciones obsesivas y las delirantes, de las que el médico tiene que ocuparse por razones prácticas, ya que los sueños son considerados material inconsciente del sujeto; Lo que ocurre al escucharlos es, como en la mayoría de los casos, se actualizan aspectos reprimidos en el inconsciente y aparece la angustia.
Cuando avanzamos en el proceso de un análisis, encontramos otros aspectos destacables que permiten llegar al origen y a las causas de este tipo de padecimiento.



Historial clínico (hombre de las ratas)

El sujeto comento que: “tiene miedo a que algo terrible le pasara a su padre y a una joven que él amaba, pues tenía impulsos criminales como deseo de matar gente; de auto-castigo, como cortarse la garganta con una navaja.
Preocupaciones obsesivas centradas en cuestiones ridículamente  insignificantes como el saldar deudas ínfimas”.
Habla de un amigo cuyos consejos apreciaba mucho, relata aspectos de su vida sexual durante la infancia y al escucharse descubre y le dice a Freud que recordó cómo esa curiosidad se veía socavada por un sentimiento que consistía en que podía provocar la muerte de su padre, y agrega que tenía que acudir a complicados rituales para impedir que estos pensamientos sugieran y que realmente ocurrieran.
El padre de este paciente había muerto algunos años atrás, pero el temor por él persistía, algo característico en los obsesivos.
Este temor había aparecido en el recuerdo y en la vida del “hombre de las ratas” como a los cinco años y, según él, este era la causa de su trastorno.
Lanzer, a sus cinco años, ya presentaba una neurosis obsesiva.
El tratamiento no consiste sólo en eliminar los síntomas; sino que, además el paciente debe reconocer sus deseos, decir aquello que quiere sin tener que recurrir precisamente a los síntomas, a la “enfermedad “para excusarse o al mito por el hecho de faltar elementos para completar su historia.

E. García

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